Antes de comenzar con la
reflexión de hoy, deseo hacer un pequeño paréntesis para felicitar a todos mis
colegas del IMES por ser el día del maestro.
¡FELICIDADES
COMPAÑEROS!
Gracias por
contagiarme su entusiasmo y brindarme su apoyo.
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El tema que hoy nos convoca está
de moda, en especial en nuestro país porque es tiempo de elecciones
presidenciales.
La ética en los partidos políticos…
de primera instancia, muchos dirían que no existe ética en la política y menos
ahora con las “campañas” que nuestros candidatos están haciendo; sin embargo,
la necesidad de todo un país por sostener su economía y llegar a un decoroso
bienestar social ha hecho posible la conformación de los partidos políticos,
con ideologías diferentes pero encaminados a la misma finalidad.
El tema de fondo es el poder, todos los políticos lo quieren,
algunos para cambiar sinceramente el entorno en la medida de lo posible, otros
simplemente lo quieren para seguirse “sirviendo” del pueblo y enriquecerse
personalmente.
Es interesante conocer que uno de
los libros más leídos por todos aquellos interesados en la política es “El
Príncipe” de Nicolás Maquiavelo; un tratado de cómo llegar al poder,
conservarlo y extenderlo. Este filósofo político italiano del siglo XV, ha dejado
huella con este libro vigente hasta nuestro tiempo. Un pregunta interesante
planteada en su libro ¿Qué es mejor?, ¿ser amado ó temido? Hay beneficios de
sentirse amado por el pueblo y pensaríamos que todos los políticos que se
sienten “queridos” y reconocidos por el pueblo siempre tendrán esa simpatía por
él, esto pasa muy frecuentemente en los tiempos de campaña donde todos sonríen y
quieren tener un contacto cercano con el pueblo, pero ¿qué pasa cuando ya se
instala en la silla presidencial? Ahora cambian los papeles, una decisión
controversial hace que desaparezca todo el cariño del político en campaña y
surge en la población el temor de las consecuencias por una mala decisión del
ahora presidente, y en verdad que se lograr la imposición del poder a fuerza
del temor, veamos los extremos en tantos ejemplos de los países en medio
oriente, donde las fuerzas militares son más abundantes que los civiles.
Pues bien, no he de quitarle
protagonismo a la ética en la política, todavía quedan algunos idealistas y no
precisamente inmersos dentro de un partido político, la política puede venir de
ciudadanos comunes que interactuando con otros logran reunir esfuerzos y
participar activamente en acciones contundentes demostrando el bien que se
puede hacer en pro de la comunidad donde habitan.
Lograr cambiar o dirigir el
pensamiento de las “masas”, es una labor nada fácil, habrá momentos de unidad,
pero no siempre será todo armonía, porque los seres humanos somos muy difíciles
de comprender queremos siempre más, pero cuando lo tenemos ya no sabemos para
qué.
Eso ha sido todo por esta
ocasión, espero que profundicen más este complicado tema y no dejen de
participar en la entrada de hoy.
¡Hasta la próxima¡
sinceramente para mí,no puedo ver ética en la política, porqué hay pobreza el desempleo el rezago educativo la migración,delincuencia, la inseguridad son tantos los prblemas en los qjue está envuelto el país porque sencillamente no se destinan los recursos de manera justa y eso ha pasado desde hace años mientras nos siguen engañando que todo va a cambiar pero finalmente lo que reina son los intereses individuales posupuesto -------LAMENTABLEMENTE--
ResponderEliminarJoossse Lóóópez Saarraabia.
o no creo en los mensajes de los candidatos a la presidencia de la república mexicana, porque son las mismas propuestas cada seis años, solo piensa en el poder y para mi son cortados con la misma tijera. Hay muchos que según son representantes del pueblo, son profesionistas sin etica, piensan en su bienestar propio o de su partido político. Nos damos cuenta en las informaciones de los medios masivos de comunicación, cómo se enriquecen sin importarles el sufrimiento económico de los habitantes de las comunidades alejadas o marginadas del país. No se vale que ellos tenga un sueldo elevadísimo y la gente este sufriendo de hambre o de un trabajo para tener una familia digna y feliz. En consecuencia los partidos políticos no aplican con honestidad sus ideologias o principios, no actuan con etica de ayudar a sus semejantes y es por eso que no les creo. Nacho Manuel.
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